domingo, 3 de abril de 2011

Tiempo, tiempo

De la entrevista a Michael Krüger en El País:

P. Muchos cambios. ¿Y cómo afectarán a la lectura?

R. Afectan a nuestra propia existencia. Esto significa que en estos momentos en que vivimos nadie tiene tiempo. Es muy habitual escucharlo. ¡No tengo tiempo! Si empleas aunque sea un periodo muy breve de tiempo en leer basura se lo estás quitando a una lectura de un poema de Góngora. Cuanta más basura haya menos tiempo tendrás para ti. Y es una situación paradójica: escuchar a gente decir que no tienen tiempo. ¡Porque sí lo tienen! Y, claro, en ese vaivén la lectura se ve perjudicada. Porque no se puede leer más rápido. A Proust no se le puede leer en menos de tres meses. Y eso hace que la máquina se enfade. La máquina lo que quiere es que una persona pueda leer a Proust en dos días. La máquina pensará en crear formatos más cortos, en resúmenes, en tiras de cómic... Lo que ocurre me recuerda una cita de Woody Allen; después de leer a Dostoievski le preguntaron sobre el libro y dijo: "Lo único que puedo decir es que es ruso". La lectura es totalmente contraria a esta aceleración. A este ritmo. Cualquier cosa sí se puede adaptar a este ritmo, pero la lectura no.

3 comentarios:

  1. con Proust voy para más de media vida

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  2. La rapidez corta el tiempo en trocitos. Y es una estafa, porque recoges tus trocitos y son tan pequeños que en ellos no cabe nada.

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  3. Estoy de acuerdo con esa opinión, aunque a veces el hecho de distinguir lo bueno de lo superfluo ya tiene su dificultad si no quiere uno dirigirse por los criterios ajenos muchas veces tan interesados dentro del mundo editorial.

    Schopenhauer sostenía (Parerga y Paralipómena) que "para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, por que la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas."

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